miércoles, 1 de octubre de 2008

NUESTRA REGIÓN Y LA ANOMIA

En las sociedades actuales capitalistas en su mayoría, los derechos humanos principalmente los que tienen que ver con los derechos sociales, económicos y culturales de las personas que pertenecen a estas sociedades, no se encuentran garantizados totalmente, a pesar de estar plasmados desde hace muchos años en normas y manuales de conductas de las sociedad, esto mientras prevalezca la lucha de clases. Por el contrario, este fenómeno social produce un retroceso cada vez mayor en el respeto a estos derechos, viéndose ello reflejado la implementación de políticas públicas y gasto social que en muchas ocasiones no se ven enfocadas a la conveniencia de un grupo social organizado, sino que por el contrario hace más profundas las razones para que se genere una desorganización social, por que ello está atenta contra el manual de conductas que fue previamente establecido.

A pesar de que muchas de las cifras presentadas por los entes gubernamentales se muestre un aumento de las condiciones de vida de las personas de la región y en general del país, para nadie es un secreto que el nivel desarrollo humano de los habitantes de esta región – Eje Cafetero- y por que no de otras zonas del país había disminuido, reflejando por consiguiente las lamentables condiciones de vida de muchas personas; esta tendencia se ha venido se reflejando desde hace muchos años. Los niveles de desempleo van creciendo, los cinturones de miseria se han multiplicado, la calidad del empleo para los que tienen oportunidad se ha vuelto cada vez más transitorio e inestable; hoy en día se trabaja mucho más por menos pesos, el costo de la vida se ha incrementado, como producto del aumento del valor de los productos básicos de la canasta familiar, los servicios públicos casi en su totalidad han sido privatizados, el incremento mes a mes del costo de los combustibles, el aumento de los arriendos, los altos costos en la educación, el transporte, la salud, etc. han contribuido para que los trabajadores colombianos vean disminuidas su calidad de vida. Se invierte gran cantidad de dinero del presupuesto nacional en el fortalecimiento del Estado para combatir la Violencia que nos ha marcado por años, mientras que paralelamente se privatizan universidades, colegios y hospitales volviendo más inexequibles estos derechos fundamentales para las personas que por sus escasos recursos económicos no pueden alcanzar los costos que ello genera.


La migración de los campesinos hacía el campo ha sido importante en el desarrollo y evolución de los cinturones de miseria en las grandes y medianas ciudades, nos hemos acostumbrado a ver en cualquier esquina, letreros que anuncian la presencia de estos seres humanos, quienes viven usualmente en condiciones de vida infrahumanas, indignas e injustas; pero que para los habitantes de las ciudades ello se convierte en algo común incluso molesto por al tener personas que nos parecen diferentes “pidiendo” algo de lo que nosotros poseemos.
Es por ello que puede afirmarse que en nuestra región, llamada más comúnmente el Eje Cafetero o el antiguo Caladas existe como en el resto del país el fenómeno de la Anomia, es decir, aquel estado de desorganización en el que se ha roto el control de las normas sobre la conducta individual. Esto debido a que la sociedad civil se encuentra cada vez más polarizada y dividida; la guerra ha profundizado la ruptura social y los enfrentamientos ideológicos entre los defensores de las normas establecidas y que rigen la conducta de la sociedad y los que promueven una transformación de carácter social. Creándose de esta manera fragmentos de la sociedad, no sólo por ciudades o departamentos Caldas, Risaralda y Quindío, sino al interior de estos mismos núcleos sociales, que se aferran a sus intereses en detrimento del “bien común”, rodeado esto por un contexto donde es permanente el choque de sectores de población contrapuestos y sin centro.

Ello mismo puede verse reflejado no sólo en la sociedad, sino a la interior de las empresas, en las cuales por estar constituidas por un grupo de personas requiere de la existencia de una estructura normativa que guie la conducta de sus empleados de acuerdo a la manera como la dirección de la compañía lo desee; sin embargo, cuando dicha estructura se debilita a causa de una problemática direccional, se genera al interior de la empresa un ambiente de desorganización y caos que conlleva a que cada persona trabaje sin un objetivo claro, haga lo que él crea conveniente para sí mismo, mas no se piensa si esto es conveniente para sobrepasar la situación problema que acoge a la compañía, las directivas pierden el control sobre sus empleados y los objetivos de la compañía, convirtiéndose esto en un gran problema que ha llevado a muchas de nuestras empresas tradicionales y nuevas a su desaparición del mercado, sólo han logrado superarlo aquellas empresa que plantean adecuadas estrategias para tomar nuevamente las “riendas” de la organización y enfocan los esfuerzos de todos a la consecución de un fin común favorable para todos.

Estas últimas estrategias serían las necesarias para generarlas de manera local en cada uno de nuestros municipios, departamentos y el país; sin embargo, la única manera de lograrlo es con la voluntad de los dirigentes que se encuentran en la administración pública, por su puesto con la colaboración e integración de todos los sectores sociales, buscando la sinergia necesaria para combatir la Anomia que en el momento nos rodea.

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